Las bajas temperaturas y las noches más frías nos invitan a finalmente encender la calefacción, sin embargo, tras varios meses sin uso, los radiadores pueden haber acumulado aire en su interior.
Este aire acumulado en los radiadores provoca que la emisión de calor sea ineficiente, lenta y más cara, o sea: tu caldera trabajará de forma excesiva para intentar mantener la temperatura seleccionada.
Los radiadores deben ser purgados al menos una vez al año, pero hay dos señales muy claras que pueden ayudarte a saber si necesitas purgar los radiadores sí o sí. Si notas que el radiador no se calienta como es debido (su parte superior se queda más bien fría) o si escuchas ruidos raros o de gorgoteo cada vez que pones la calefacción en marcha, es hora de purgar los radiadores.
El purgado de los radiadores es una técnica muy sencilla y de total importancia para el buen funcionamiento del sistema de calefacción, a través del purgado, el aire acumulado en el interior del radiador es eliminado, permitiendo que la calefacción funcione con total rendimiento y que ahorres en la factura de gas.
¿Cómo purgar los radiadores?
¡Ahora que ya conoces la importancia de purgar los radiadores es hora de poner manos a la obra! El purgador es una pequeña válvula que se coloca en uno de los extremos superiores del radiador y puede ser manual o automático. Si el purgador de tu radiador es manual quiere decir que debes realizar el purgado por tu cuenta.
Coloca un destornillador de punta plana en la hendidura del centro de la válvula y gírala suavemente, escucharás un silbido suave (señal de que el aire del interior del radiador está saliendo). Cuando empiecen a caer gotitas de agua, cierra el purgador. ¡Ya está! El secreto es girar la válvula lentamente, si se gira demasiado el agua puede salir a chorros.
Es muy importante respetar el circuito de la calefacción, debes empezar a purgar los radiadores a partir del más cercano a la caldera. Todos los radiadores de la vivienda deben ser purgados. Cuando termines el proceso, el ambiente volverá a calentarse de manera homogénea.
Consejo del experto: después de purgar hay que comprobar la presión de la caldera, puesto que después del purgado puede haber bajado la presión de la instalación y para que funcione correctamente tiene que estar entre 1 y 1,5 bar con la instalación fría.
Asegúrate de que tu caldera está en perfectas condiciones y ¡Plántale cara al frío!